Desde el punto de vista del Constructivismo, todo aprendizaje es el resultado de la interconexión de las ideas nuevas con las previas que ya posea el sujeto. De modo análogo a lo que representa Internet, esas conexiones forman su propia red en la estructura cognitiva del individuo. La dificultad estriba en que cuanto más complejo o abstracto es un aprendizaje más interconexiones cabe establecer entre dichos conceptos clave, generando una auténtica red a modo de tela de araña que es preciso organizar adecuadamente para evitar confusión y, por ende, falta de comprensión y, en la medida de lo posible, hacerla visible.
La Historia es particularmente propicia durante el periodo escolar a generar tales redes de ideas, de conceptos, susceptibles de no ser claras para los alumnos o, peor aún, de que pese a la mediación del profesor, no sean capaces de incorporar de forma lógica, esto es, mediante la construcción de dicha red en su estructura cognitiva, provocando un aprendizaje memorístico puramente mecánico o repetitivo. Aquí es donde la elaboración de mapas de conceptos, de forma guiada en un primer momento de la enseñanza Secundaria, y más libremente en los estadios superiores del Bachillerato constituyen un recurso esencial para facilitar no solo la comprensión sino que, con ella, un aprendizaje profundo y no superficial.
La elaboración de estos mapas conceptuales no es un proceso sencillo (ni para el alumno ni para el profesor) dado que requiere de varias reelaboraciones hasta lograr el resultado más adecuado y, además, de elementos gráficos (recuadros y conectores o enlaces) que han de respetar una determinada jerarquía y, muy importante, estética.
La oferta de aplicaciones existente a tal fin es generosa y responde básicamente a la diversidad de opciones, tanto de formatos (mapas, diagramas, croquis y esquemas) como gráficas, ya sea para establecer los vínculos entre los conceptos como para realizar versiones más o menos ampliadas de un mapa conceptual base. A ello se suma la posibilidad añadida de convertir los mapas resultantes en formato web, para su publicación y difusión en la red. Otro criterio a tener en cuenta es el nivel de complejidad de uso en función de la amplitud de herramientas y opciones que ofrecen, como la de vincular a determinados conceptos archivos de información, imágenes o enlaces a páginas web.