La llegada de lo que se ha denominado Web 2.0 ha supuesto una transformación radical de la red, fundamentada principalmente en la socialización de la misma, de forma que en la actualidad, el espacio digital se basa sobre todo en servicios interactivos que están permitiendo crear un espacio colectivo, en el que se comparten fácilmente contenidos creados por los usuarios de Internet.
Esta realidad que, sin lugar a dudas, conlleva múltiples beneficios, encierra también una problemática clara en cuanto a los derechos de los autores, pues se está popularizando la idea de que todo lo que se encuentra en Internet puede reutilizarse de manera libre hasta el punto de, en algunos casos, apropiarse de ello, si bien es cierto que muchos usuarios desconocen que esta sea una práctica ilícita, confundidos por la facilidad con la que uno puede descargarse los distintos materiales desde la red.
Inmersos en esta nueva cultura, en la que compartir conocimiento a través de la red se ha convertido paulatinamente en una práctica cada vez más habitual, se hace necesario conocer las licencias que permiten regular nuestros derechos como autores, además de respetar el trabajo de los demás en los términos que cada autor haya considerado oportuno. Asimismo, es labor del docente formar al alumnado de cara a la utilización de los recursos que Internet nos proporciona, no solo en cuanto a las posibilidades que conlleva para su aprendizaje, sino en lo que atañe a estas cuestiones.
Si, como docentes, elaboramos materiales educativos y decidimos ponerlos a disposición del público en la red, debemos especificar de manera explícita qué derechos otorgamos a terceras personas. En caso de no especificarlo, se entenderá que la obra está sujeta a copyright, lo que supone que “todos los derechos están reservados”. Con el fin de establecer las condiciones de uso y los derechos de autor de los contenidos digitales que se alojan en la red y que participan de esta inteligencia colectiva fundamentada en compartir conocimiento, en el año 2001, aparece Creative Commons, una organización sin ánimo de lucro que creó las licencias que, con ese mismo nombre (en español “licencia de bienes comunes creativos”) y popularizadas como CC, sientan las bases para esta necesaria regulación. En España, el proyecto CC se ha desarrollado gracias a la colaboración de la Universidad de Barcelona, que adaptó las licencias CC a la legislación sobre propiedad intelectual del Estado Español.
Las licencias CC establecen que “algunos derechos están reservados” y se fundamentan en base a cuatro aspectos: reconocimiento de autoría, fines no comerciales, derivados de la obra y compartir igual. Combinando estos aspectos, se obtienen las seis licencias que produce Creative Commons:






Las licencias CC, utilizadas en este trabajo, son las más extendidas en la red a día de hoy y la organización dispone de su propia página de búsqueda de contenidos alojados bajo este tipo de licencia. Pero existen otras opciones como las que aquí incluimos, que pueden dar respuesta a diferentes preferencias en el momento en que deseemos compartir nuestros materiales educativos en la red. De hecho, existen licencias específicas para materiales determinados que, en algunos casos, pueden resultarnos más adecuadas a nuestras pretensiones.